Los primeros habitantes de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción.

Tras la llegada de Cortés y la caída de Tenochtitlán en 1521, la conquista llevó a muchos españoles aventureros a avanzar hacia el norte en busca de fortuna.

Estas tierras, además de ser más áridas que las que habían encontrado en Veracruz y en el Valle de México, estaban habitadas por indígenas que en su mayoría eran nómadas de los todavía mal trazados caminos que conectaban a la Nueva España con esta otra parte del territorio, al cual se le dio el nombre de la Nueva Galicia.

Desde el principio los caminos fueron asaltados por grupos de chichimecas, y debido a la constancia de los ataques, comenzó una guerra que se extendió durante toda la segunda mitad del siglo XVI.

Por esta razón los españoles establecieron villas a lo largo de los caminos; éstas eran a la vez puestos fortificados y lugares de descanso para los viajeros. De esta manera nació Santa María de los Lagos en 1563 de donde algunos años más tarde salieron los colonos que fundarían la Ciudad de Aguascalientes.

Como punto intermedio en el camino de Zacatecas a Guadalajara, la Villa de Aguascalientes jugó un importante papel en la vida económica de la Nueva Galicia durante toda la época colonial, esto debido al desarrollo de la agricultura y el comercio que se estableció en los alrededores.

Hoy, todos los hidrocálidos estamos ligados de alguna manera a esos primeros años de historia y a esos primeros pobladores españoles, indígenas, mulatos y mestizos, que se atrevieron a adentrarse en tierras despobladas y fundar, con algo de espíritu aventurero y otro tanto de deseo de riqueza, una pequeña villa cerca de unos manantiales de agua caliente.

Fundación de la Villa
22 de octubre de 1575

La Fundación de la Ciudad se atribuye a la llegada de Don Juan de Montoro, quien realizó una petición para fundar una villa en este lugar.

Con él también llegaron Jerónimo de la Cueva y Alonso de Alarcón. Sin embargo, fue el 22 de octubre de 1575 cuando Jerónimo de Orozco, Presidente de la Audiencia de la Nueva Galicia, firmó la cédula o acta en que se permitía, por gracia del rey Felipe II, el establecimiento de una villa en dicho territorio.